Se trata de una tradición que se ha extendido por todo el mundo.
Todo comenzó en Roma, donde miles de italianos y turistas se sumaban a un pacto de amor cerrando un candado con las iniciales de ambos en la barandilla del puente Milvio, para luego arrojar a las aguas del río la llave, como metáfora de eternidad. En la actualidad, el gobierno de Roma ha retirado miles de candados con el fin de proteger la antigua estructura en la capital italiana.
Sin embargo, esta tradición se ha multiplicado en muchos países como Francia, en donde los “pactos de amor” aparecen en todos los puentes de París, como en el caso del Pont de l’Archevêché y Pont des Arts.